EL TORO NO SUFRE
¡FALSO!
Si
un insecto se posa en un toro, éste lo espanta inmediatamente
demostrando asi la extremada sensibilidad de su piel. La pica o puya
acaba en una punta de acero de unos 14 cm de largo que debe prenetar
"sólo" 3 cm a la altura de la cruz. En la práctica, los picadores
aumentan la penetración que puede llegar hasta 9 cm llegando a perforar
el pulmón lo cual provoca una hemorragia que limita la capacidad del
toro.
Las banderillas son
afilados arpones de 6 cm a 8 cm que los banderilleros clavan, en número
de 4 a 6, cerca o dentro de las heridas hechas por los picadores. Estos
arpones tienen la falcultad de actuar como palanca a cada movimiento del
toro oradando y desgarrando todos los músculos del cuello.
Se
mata al toro clavándole una espada entre las vertebras del cuello para
llegar al corazón y fulminarle. Esto no ocurre prácticamente nunca. El
toro malherido en un pulmón, una arteria o el corazón, agoniza gimiendo
lastimosamente y vomitando sangre. Debe ser rematado con la puntilla, un
puñal corto cuyo destino es seccionar la medula espinal lo cual,
supuestamente, acaba con el sufrimento del animal, que ironia si las
"personas" a las cuales les gustan las corridas de toros dicen que el
toro no sufre. Eso tampoco ocurre así y el toro queda paralizado pero
consciente durante todo el proceso de arrastre y posterior despiece.
No te manches de sangre y rechaza la crueldad de los ignorantes.
"Me enorgullezco de no haber figurado nunca, entre la clientela especial de las corridas de toros" Ramón y Cajal. Premio Nobel
"Siempre me han aburrido y repugnado las corridas de toros" Miguel de Unamuno
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