Este “señor”,
por llamarlo de alguna manera, que en la pasada huelga general llamó “ratas” a
todas aquellas personas que salieron a la calle para defender sus derechos
laborales frente la tiranía del capital, es una buena demostración de la clase
de sujetos autoritarios, psicópatas y semi-nazis (psicópatas en el poder) que
forman el mando de la policía catalana… Piqué llamó a la alerta social en su
discurso filo-fascista, precisamente el
dia después de los altercados del 29M, con
seis manifestantes detenidos y varios mossos infiltrados provocando destrozos y
agresiones.
Piqué, a lo
largo de 37 páginas de su proyecto final del máster en Políticas Públicas de
Seguridad organizado por la UOC detalla cómo conseguir acabar con las
activistas antisistema y, incluso, apunta métodos claramente ilegales. Tras
destaparse este documento, en menos de 48 horas lo “privatizaron”, o sea, que
ya no se puede acceder a él sin autorización. Pero para que podáis comprobar
algunas perlas, os ponemos aquí algunos extractos de él:
pág. 28-29 “ Incluso
si la concentración o manifestación, que es lo que estamos hablando, no se
prevé bastante violenta, se puede llegar a provocar un poco, con detenciones
poco justificadas y nada pacíficas unos días antes para calentar el ambiente.
También se pueden hacer “redadas” preventivas a los
lugares donde se encuentran habitualmente
personas cercanas a la ideología de los convocantes con la excusa de buscar
drogas o lo que sea necesario.
La
’’redada’’ estará especialmente
mal hecha y con trato humillante para
encender más los ánimos, si es necesario.
La
consecuencia previsible de estos comportamientos previos y el diseño del
dispositivo policial, es que acabará con una
“batalla campal”.
Además de
la estrategia previa, en cuanto algún grupo descontrolado empieza las acciones
violentas, las unidades de policía ni se mueven y cuando la violencia empieza a
ser generalizada, la actuación policial se retrasa deliberadamente hasta que
los daños producidos son socialmente inaceptables. Es entonces cuando se producen
las cargas policiales que en ningún momento quieren ser disuasoria, no se
disimula.
Se va
directamente contra los manifestantes, que ya son considerados vándalos, y se
les ataca con suficiente velocidad para que no dé tiempo a la fuga y se provoque
el enfrentamiento físico.
En este
estadio, los manifestantes atacan a la policía con todo lo que tienen y que les
ha dejado tener, realmente se están defendiendo, pero no lo parece. Han sido
acorralados. La violencia entre agentes y manifestantes se desata, se
personaliza y se descontrola.
Es lo que
se quiere. Comienzan a aparecer víctimas inocentes – daños colaterales se dice
ahora- Los que
han rehuido el enfrentamiento, se encuentran con el resto de unidades
policiales que los cierran el paso y que no hacen detenidos – prisioneros -, la
dispersión no es voluntaria , es a golpe de defensa (porra) y cualquier atisbo
de resistencia es contestada con contundencia exagerada y detenciones masivas.
En las
batallas de la antigüedad, era cuando se envía a la caballería a perseguir a
los que huían mientras la infantería extermina a los que se han rendido en el
campo de batalla.
Esta táctica
no es
exclusiva de regímenes totalitarios, también se
da con demasiada frecuencia en muchas democracias occidentales. Quizás puede
ser debido a dos factores: Una estrategia política que no considera otra opción
que no sea la visión del problema como un conflicto de orden público y el otro,
en la que se encarga el control de la calle y los manifestantes / activistas a
unidades policiales poco disciplinadas, vengativas y provocadoras.“
pág. 25-26 “Los
grupos antisistema en general, saben que, por diferentes motivos, sus acciones
tienen más repercusión social y mediática si se desarrollan en ciertos
espacios. Por contra, estos espacios – los más abiertos – son los más
desfavorables (para los antisistema) desde el punto de vista de táctica
policial. Nos referimos a l’Eixample, parte de Sants o cualquier terreno
abierto que permita una rápida movilidad de los efectivos policiales. En la
teoría militar clásica, sería la capacidad de movilizar por los flancos la
caballería o unidades de infantería ligera.
Como
decíamos antes, Sun Tzu era partidario de ganar sin combatir y eso se podía
conseguir mediante diversas estrategias y la que siempre ha tenido más éxito,
ha sido la de, “quién rodea al enemigo, vence”. [...] Los casos más estudiados
son los de la batalla de Cannas donde Anibal derrota al ejército romano
dirigido por Cayo Teracio Varrón y el de la batalla de Alesia donde Julio César
venció a los galos definitivamente e hizo prisionero a Vercingetórix[...]
Volviendo a
la táctica policial del primer terreno – abierto – y con fuerza policial
suficiente. En este caso, no se quiere reprimir los disturbios ni detener a los
infractores, sencillamente se evita. Eso se consigue limitando
extraordinariamente la capacidad de movimiento de los manifestantes rodeándolos
totalmente.
Eso se
realiza en el momento de la concentración que, como se sabe dónde se realizará,
ha permitido hacer un
filtro de malla fina en los puntos de paso
obligado por el punto de
encuentro. El objetivo del filtro es el mismo que en el modelo Klausewitz, requisar objetos peligrosos
de cualquier tipo – porque después habrá
contacto físico – y evitar el anonimato. A
partir de ese momento, los concentrados ya saben que la manifestación irá por
donde la policía quiera y durará hasta que los manifestantes decidan
dispersarse. Esta dispersión se hace lentamente, dejando
salir a las personas poco a poco y en grupos
muy pequeños para evitar el reagrupamiento fuera del círculo.
En estas
situaciones el sentimiento de frustración e impotencia de los manifestantes es
muy alto y a
menudo generan reacciones violentas de algunos
individuos cuando son conscientes que han perdido toda capacidad de iniciativa.
Estos momentos son delicados y es necesario que los agentes de primera línea
eviten las provocaciones individuales o los intentos colectivos de romper el
círculo.
Pensemos que
los policías están a menos de un metro de los rodeados. El objetivo no es hacer
detenciones,
solo inmovilizar. La sensación de derrota
entre los manifestantes, es muy alta y moral queda muy “tocada”. No ha habido
heridos – no tienen mártires – ni tampoco detenidos – héroes -. Incluso han
intentado, sin éxito, denunciar a la policía por detención ilegal o violar el
derecho de circulación. Si se planifica correctamente, la fiscalía ha de
estar avisada de la aplicación de esta táctica para evitar estas denuncias.
Si sale bien, se ha vencido sin luchar.“
pág. 32 “ Las
unidades policiales especializadas en órden público comienzan a ser menos
permisivas con las manifestaciones y concentraciones, que seguramente se
producirán mientras dura el debate político. De todas formas, si el número
de manifestantes fuera excesivo, quizás se podría aprovechar para dejar que
durante el recorrido, se produzcan suficientes actos vandálicos como para
intensificar el debate sobre el comportamiento antisocial del movimiento
antisistema y permitir que la opinión pública vincule estos colectivos al
fenómeno okupa.“
pág. 34 “ Se
deberá procurar la detención selectiva de los líderes para imputarles delitos
comunes y evitar la condición de “martir” . A más protestas, más
detenciones, hasta acabar con el poco soporte del que dispongan, sobre todo si
comprueban los “privilegios” que se pueden conseguir con una adecuada
integración en el sistema, sin renunciar a algunos de los postulados que los
inspiran.“
FUENTE: http://tercerainformacion.es
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