Últimamente, ya saben, los gobiernos de este sacrosanto país tienen la rara habilidad de expoliar los derechos sociales de los trabajadores, estudiantes y pensionistas. A costa, claro está, de salir la casta política española rauda y veloz, con bote salvavidas incluido, al rescate de los ladrones y estafadores financieros. Bankia es, de momento, el penúltimo escándalo que han llevado a cabo, al alimón, gobernantes y mafia financiera. La criatura o monstruito en cuestión es un timo-banco-marioneta que fue creado por el PP para sus acólitos políticos, materializado con los jirones o saldos resultantes de la fusión de dos Cajas de Ahorro (Bancaja y Caja Madrid, ambas en manos de la derecha cristofranquista). La pasta gansa a soltar por Papá Estado para reflotar este último pufo de Rato y sus ratas, va a rondar, según dicen, los 10.000 millones de euros, aunque hay estimaciones que hablan de que harían falta del orden de 60.000 millones de eurazos para taponar el agujero del banco ambrosiano del PP. Con el dinero contante y sonante de todos los españoles, una vez más. Una mala ostia está merodeando a mí alrededor. Debe ser porque los rateros de la Moncloa premian, una vez más, la estafa de la oligarquía financiera y condenan al cadalso a los españoles continuamente, achicando cada vez más nuestros bolsillos. Un dinero “prestado”, robado de nuestra cartera, que no va a retonar, ni por el forro, a la caja del Estado. Si acaso, se lo repartirán entre los nuevos gestores como suculenta recompensa por haber velado, con denodado interés, por la economía de todos los españoles. Siento ser tan grosero, pero es que me parecen todos una banda de hijos de, de padre y muy señor mío. Realmente es ignominioso hablar representatividad política cuando a mí lo único que me viene a la cabeza es él ir a vomitar a la escalinata del Congreso o a los escaños de sus “señorías”.
Uno se pregunta si este tipo de fechoría
consentida desde el Gobierno y rubricada por Europa no está hecha aposta.
Porque esto no hay por donde cogerlo. Tiene un hedor insoportable a
complicidades encubiertas. Quiero decir, es metafísicamente imposible no creer
que esta desvergüenza criminal de ir desfondando las arcas públicas para
sostener el nefasto comportamiento de unos malhechores bancarios no está
preprogramado. Y más sabiendo como se gestó el engendro de Bankia, que
tiene su miga. Como he dicho más arriba, esa fusión-Express (sospechosamente
muy de moda) fue el resultado de la unión de dos oscuras Cajas políticas que
estaban en manos del PP (Bancaja y Caja Madrid). Cajas con unos antecedentes
que guardan concomitancias con el clientelismo más mafioso. Y es que en el caso
de la valenciana, ésta fue la que abonó la fianza del delincuente Jaume Matas
(a la sazón ex presidente de Baleares, PP) para evitar su ingreso en la carcel.
Y también fue la que dio cobijo a los millonarios fondos que el ínclito
Francisco Correa (caso Gürtel) depositó en una sucursal de Bancaja en Miami.
Por otra parte, la tupida red de enchufados políticos del PP en Bankia también
es de sobra conocida, lo que favorece su intermediación con el poder
político en toda clase de componendas y pasteleos, forrándose, de este y otros
modos, a manos llenas a costa de los ahorradores Bankia un banco del PP. Resumiendo:
Si la fusión
hubiera sido entre unas cuantas fruterías, peluquerías o supermercados, la
empresa resultante habría quebrado, los inversores habrían perdido su dinero y
se hubieran buscado la vida para emprender otros negocios, pero estamos
hablando de la banca española, donde a su lado la cueva de Alí Baba parece un
lugar piadoso y honrado. (Bankia
agoniza, pero el Gobierno destinará 8000 millones de euros de todos los
ciudadanos para practicarle el boca a boca)
Lo más sarcástico del caso es que esta partida
multimillonaria no se tendrá en cuenta a la hora de enjuagar el déficit
español. Es decir, para Europa se trata de un montante fantasma que se otorga a
través de una ley (trampa) de rescate financiero no vinculante con los dictados
monetaristas de Merkel y sus asociados. No es difícil afirmar que la dinámica
fraudulenta de los ajustes y recortes seguirá continuando al calor del
saneamiento de nuestras “caritativas” entidades financieras. Poco importa la
ciudadanía a la clase política española para quienes las promesas electorales
forman parte de un espejismo en una democracia de cartón piedra; el confortable
marco jurídico donde unos golfos se pertrechan de privilegios y bicocas,
haciendo fortuna mientras actúan de “primas donnas” para los detentadores
reales del poder económico y político. Un modelo de delincuencia del que se han
contagiado, lastimosamente, miles de españoles ávidos de la cultura del
pelotazo, deudores de la economía de casino y el ladrillazo del dinero fácil.
Cuando lo más lógico es que todos debiéramos retirar el dinero de los bancos, a
ver si había suerte y la pandilla de granujas que los dirigen se fueran
con sus activos tóxicos, sus SICAV, sus pensiones multimillonarias y sus
minutas de oro, pagadas con dinero público, al estercolero. Ya que la cárcel (o
la soga) les está vedada por nuestros exquisitos jueces. Dice. Escolar en su
blog que la ex rata del FMI se embolsó el año pasado más de dos millones de
euros por su fantástica gestión en Bankia, algo que un trabajador con un SMI no
llegaría en dos siglos y medio a alcanzar esa cifra. La comparativa es
(siempre) pertinente y ahora más.
Lo triste de todo este vodevil es que estos
señores feudales de las guerras financieras siempre se salen con la suya. Y si
no es a través de la dictadura monetarista de la UE o su vasallaje ante los
banqueros, será el fútbol de la Eurocopa el que tome el relevo de sodomizar al
personal (que eliminen rápidamente a este país por favor). Que bien valen miles
de personas en las calles celebrando el triunfito de unos multimillonarios
antes que salir a levantar barricadas para defender tu dignidad, en un cada vez
más opresivo Estado de excepción y tiranía de los capitales.
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